La fidelización de clientes es la clave en la resistencia de una empresa
La sombra de la crisis que persigue a muchas empresas (aunque no a todas, algunas han sacado partido de la “muerte” de las más débiles), sigue influyendo en la toma de decisiones de las compañías, que prefieren centrar todos sus esfuerzos en querer captar new clients a toda costa descuidando cualquier otro aspecto empresarial.
Muchas empresas quieren ver el mañana de su negocio, y sin darse cuenta, esto les impiden ver el hoy. No hay que olvidar que es y será el día a día el cimiento que consolidará, o no, su actividad empresarial y el desarrollo futuro de su negocio.
Y es que aquello de querer ganar clientes, y más clientes,…. lo queremos todos porque, claro está, a nadie le amarga un dulce. Pero hay que tratar de ganarlos y no intercambiarlos por otros, es decir, si ganamos 3 pero perdemos 3 pues… “las gallinas que entran, por las que salen”. Ya ni te digo si ganas 3 y pierdes 5: si las matemáticas no fallan, tu empresa será la siguiente en bajar la persiana.
Es por ello por lo que mantener un cliente y fidelizarlo resulta fundamental en los tiempos que corren, es mucho más importante que conseguir uno nuevo. Y fidelizarlo no es sólo esperar a que llame de vez en cuando para comprar algo, sino anticiparse a sus necesidades para detectar servicios o productos paralelos que puedan necesitar o, que por inercia, compren habitualmente a otros proveedores, sin conocer las ventajas o valores añadidos que nuestra empresa también les puede ofrecer.
Con una simple llamada telefónica, con una sencilla acción de marketing telefónico, se puede obtener esta información directamente del cliente: se depura la información que se tenga de él, se obtienen nuevos datos de interés, se conoce su grado de satisfacción y se mejoran aquellos aspectos que causen descontento,…
El teléfono es un aliado y una buena herramienta para fidelizar a los clientes habituales e incrementar ventas. Éste, unido a la también necesaria captación de nuevos clientes, permite seguir construyendo el futuro de nuestra empresa: sería algo así como construir nuestro “rascacielos empresarial”, planta a planta, desde los cimientos de los clientes.
Si tomamos las riendas de la acción comercial y somos proactivos, podremos conocer de antemano estas necesidades y tendremos la oportunidad de poder satisfacerlas. Tendremos la ventaja, fundamental en cualquier negociación, de conocer a nuestro cliente, pero sobre todo, de que él ya nos conozca a nosotros para que pueda seguir depositando su confianza en nuestra empresa.