Saber asumir el rol de cliente y comprador para establecer mejores relaciones comerciales
El que compra, el que vende, el que paga, el que cobra, el que gana, el que pierde, el que sube, el que baja,… todos y cada uno de nosotros somos clientes que nos relacionamos e interactuamos en el maravilloso mundo de clientelandia.
Y es que en el día a día de cualquier trabajador hay que compaginar vida laboral y personal, y tan pronto estamos vendiendo como estamos comprando y viceversa.
Nos convertimos en juez y parte de la relación comercial y mientras en unas ocasiones esperamos que alguien nos compre desesperadamente, en otras somos nosotros los que estamos delante de un mostrador con la tarjeta de crédito “calentita” dispuestos a pagar por diferentes productos o servicios.
Y en esta dualidad comprador-vendedor, siempre hay algunos que quieren ganar siempre: vender al mejor precio, para ganar más, y comprar al mejor precio, para gastar menos. Y eso de ganar siempre no lo consigue ni Nadal ni “La Roja”. Está claro que ese es el objetivo marcado por todos en la jungla empresarial, pero cuando se marcan estos objetivos resulta fundamental que en todo proceso comercial la persona asuma tanto su rol como el de su interlocutor. Cuando esta persona se convierte en vendedor, ha de tener presente sus experiencias vividas como comprador para situarse en el otro lado y poder así comprender mejor a los clientes. De nada vale criticar a diestro y siniestro a los vendedores cuando uno quiere comprar si uno mismo en su día a día emplea las mismas técnicas de venta. Lo que no quieras para ti…
Del mismo modo, el comprador debe valerse de su propia experiencia como vendedor para mejorar la relación y comunicación entre ambas partes. Aunque desde la perspectiva del comprador solemos acogernos a aquello de “el cliente siempre tiene la razón”, nuestra experiencia nos determinará que, como cualquier otra cosa en la vida, esto siempre es relativo. El dinero que invierte un comprador le otorga unos derechos en el proceso de compra, pero también unos límites y obligaciones que no se podrán quebrantar.
Al final, ser capaces de establecer una buena comunicación, basada en la experiencia tanto de cliente como de vendedor será la clave para llegar a acuerdos comerciales que beneficien a ambas partes. Como en cualquier situación en la vida, ponerse en el lugar del otro, nos ayudará a comprender mejor su postura y a descartar comportamientos poco deseables por ambas partes.
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