Uno de cada cuatro fraudes que se comete en Internet proviene de ofertas de empleo falsas
Mientras el pasado domingo 30 de noviembre celebrábamos un año más el Día Internacional de la Seguridad de la Información, un dato sigue siendo preocupante en el mercado laboral y es que cada día que pasa aumentan las estafas de empleo en internet.
Según los estudios recientes llevados a cabo por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO), uno de cada cuatro fraudes que se comete actualmente en Internet proviene de ofertas de empleo falsas e inexistentes. El gancho, muy sencillo y directo: altas remuneraciones sin necesidad de experiencia previa, contrataciones inmediatas sin procesos de selección,… intentan captar la atención de los desfavorecidos para luego aprovecharse de ellos. Estas ofertas se basan no sólo generar falsas expectativas de trabajo a los que lo necesitan, sino que son concebidas con el objetivo incluso de obtener de datos personales y beneficios económicos de los estafados.
En este sentido, conocidas son las artimañas para conseguir que los posibles candidatos a los trabajos ofertados acaben llamando a números de teléfono de tarificación especial, o al envío de sms para ampliar la información y condiciones del “cautivador” nuevo empleo, o incluso los procesos de selección para trabajar en el extranjero, sobre todo en el sector con más parados, el de la construcción: procesos multitudinarios, algunos de ellos que incluso han tenido repercusión mediática, donde se insta a los aspirantes a pagar una cuota en concepto de gastos anticipados de alojamiento que luego se devolverá. Este tipo de engaño también aflora en el sector hortofrutícola para aquellos que se desplazan a trabajar en el campo, donde también se solicita un pago anticipado en concepto de estancia y alojamiento que luego será abonados por la empresa contratante. Familias enteras han acudido al destino indicado convocados por una oferta de este estilo, donde nadie ni nada les esperaba a su llegada. No sólo han perdido el trabajo ansiado, sino también su propio dinero.
De la misma manera, también son cada vez más frecuentes las ofertas bajo el lema “trabaja desde casa”, donde se ha de pagar previamente una cuota en concepto de material de trabajo a entregar como anticipos que nunca nos llegará a su destino.
Con la nuevas tecnologías se ha acuñado un nuevo término conocido como Scam: («estafa» en inglés), una palabra anglosajona que se emplea familiarmente para referirse a una red de corrupción. Hoy también lo empleamos para definir los intentos de estafa que se producen a través de un correo electrónico fraudulento o páginas web fraudulentas. Este engaño utiliza el e-mail para la difusión de una oferta de empleo fraudulenta. Recientemente, en muchas ocasiones tiene como objetivo personas que quieran trabajar “cómodamente desde el sillón de casa” realizando sencillas operaciones bancarias muy bien remuneradas, por supuesto. En realidad lo que se busca son “cabezas de turco” para blanquear dinero: a los aspirantes al puesto, únicamente se les exige para ser contratados disponer o abrir una cuenta bancaria a disposición de la empresa “para las sencillas gestiones a realizar”. El empleado “sólo” tendrá que recibir trasferencias a esa cuenta para luego transferirlas de nuevo a una cuenta extranjera. ¿Sencillo no? Vamos, que “sólo” consiste en mover dinero ílicito de origen desconocido de un lado para otro, “mareando la perdiz”. Dinero “más negro” que el carbón que los Reyes Magos de Oriente tendrían que traer a más de uno estas navidades.