Hace años que quedó claro que en lugar de ser jefe hay que ser líder. Pero ¿sabías que existe variedad de tipo de líder? Cuando hablamos de liderazgo nos referimos al conjunto de habilidades gerenciales que una persona tiene para influir en la forma de ser y actuar de los individuos o grupos de trabajo determinados, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos.
Si vamos más allá, conseguir que un equipo crea en un proyecto, se mantenga motivado y saque lo mejor de cada uno con el fin de lograr los objetivos corporativos es ser un buen líder. Pero no solo existe una manera de ser líder, se puede llevar a cabo de diferentes modos, y es importante saber cómo actuar dependiendo de las circunstancias.
¿De qué dependerá el modo de liderazgo? Existen diferentes factores como el modelo de negocio, organización interna, objetivos, etc. Saber elegir el que mejor se adapte a nosotros y nuestra empresa es primordial para el éxito o fracaso del proyecto.
Conoce los diferentes tipos de liderazgo:
Liderazgo «laissez faire»
Este tipo de liderazgo se basa en que los trabajadores tienen las competencias y experiencias necesarias para realizar bien su trabajo, por lo que cualquier intervención de la dirección es perjudicial. De esta forma, un líder «laissez faire» hace que su equipo se sienta más valorado y menos limitado.
Aunque el liderazgo de «laissez faire» puede empoderar a los empleados al confiar en que trabajen como quieran, puede limitar su desarrollo y pasar por alto las oportunidades críticas de crecimiento de la compañía. Por lo tanto, es importante que este estilo de liderazgo se mantenga bajo control.
Liderazgo democrático
El líder democrático promueve la participación de todo el equipo a la hora de consultar trabajadores y tener en cuenta sus opiniones a la hora de tomar decisiones. Por ello, fomenta el diálogo y hace que los trabajadores se sientan parte de la empresa y mejore su compromiso con esta.
Este tipo de liderazgo es uno de los más efectivos, ya que permite a los empleados ejercer la autoridad que podrán usar en el futuro para tomar mejores decisiones cuando tengan más responsabilidades. Cada empleado tiene una opinión de la dirección del proyecto, por lo que se sentirá valorado.
Liderazgo autocrático
Este es uno de los tipos de liderazgo empresarial es el contrario al democrático. El líder toma decisiones sin tener en cuenta las opiniones de los demás y no atiende a aportaciones externas. Un ejemplo es cuando un jefe cambia las horas de los turnos de trabajo para varios empleados sin consultar a nadie, incluidos los empleados afectados. Este tipo de liderazgo es un desastre porque las organizaciones no pueden sostener una cultura hegemónica.
Liderazgo transaccional
Este liderazgo se basa en un sistema de recompensas. El líder premia a los trabajadores por su rendimiento y ese hecho es el que los incentiva a cumplir sus objetivos. Por lo tanto, aquí la principal función del líder es crear estructuras para que cada persona del equipo pueda trabajar en la consecución de sus metas.
El liderazgo transaccional ayuda a establecer roles y responsabilidades para cada empleado, pero también puede alentar el trabajo mínimo si los empleados saben cuánto vale su esfuerzo todo el tiempo. Este estilo de liderazgo puede usar programas de incentivos para motivar a los empleados, pero deben ser consistentes con los objetivos de la compañía y usarse además de gestos de agradecimiento no programados.
Liderazgo situacional
Este tipo de líder se adapta a las circunstancias, por lo que destaca por su flexibilidad. Conoce la madurez de sus trabajadores y a las necesidades de su empresa y en base a esto aplica le estilo de liderazgo más apropiado, cambiándolo cuando la situación lo requiere o dirigiendo a cada miembro del grupo con un estilo diferente. Por lo tanto, se diferencia de los otros tipos de liderazgo empresarial por su adaptación al contexto.
Liderazgo burocrático
Se puede dictaminar que este tipo de líder sigue los libros. A diferencia del autocrático, escucha y considera los aportes de los empleados, pero suele rechazar los aportes de un empleado si entra en conflicto con la política de la empresa o las prácticas pasadas.
Puede encontrarse con un líder burocrático en una empresa más grande, antigua o tradicional. Su resistencia podría deberse a que la compañía ya ha tenido éxito con los procesos actuales y probar algo nuevo podría perder tiempo o recursos si no funciona.
Es posible que los empleados bajo estos tipos de liderazgo empresarial no se sientan tan controlados como lo harían bajo el liderazgo autocrático, pero aún existe una falta de libertad sobre cuánto pueden hacer las personas en sus roles. Esto puede detener rápidamente la innovación, y definitivamente no se recomienda para las empresas que persiguen objetivos ambiciosos y un rápido crecimiento.
Liderazgo transformacional
El liderazgo transformacional siempre está “transformando” y mejorando las convenciones de la compañía. Los empleados pueden tener un conjunto básico de tareas y objetivos que completan cada semana o mes, pero el líder los empuja constantemente fuera de su zona de confort.
Al comenzar un trabajo con este tipo de líder, todos los empleados pueden obtener una lista de objetivos a alcanzar, así como los plazos para alcanzarlos. Si bien los objetivos pueden parecer simples al principio, este gerente puede acelerar el ritmo de los plazos o darle objetivos cada vez más desafiantes a medida que crece con la empresa.
Esta es una forma de liderazgo altamente alentada entre las empresas con mentalidad de crecimiento porque motiva a los empleados a ver de lo que son capaces. Pero los líderes transformacionales pueden arriesgarse a perder de vista las curvas de aprendizaje individuales de todo si los empleados directos no reciben el entrenamiento adecuado para guiarlos a través de nuevas responsabilidades.
El liderazgo en la era digital
Un contexto actual complejo determinado por los cambios surgidos de la transformación digital y las herramientas tecnológicas, el estilo de liderazgo de la era digital se caracteriza por:
- Gran flexibilidad para adaptarse a la gran volatilidad.
- Una formación constante para acabar con la incertidumbre constante.
- Agilidad para responder a cambios y que no haya ambigüedades.
- Comunicación clara y sencilla.
- Un liderazgo colaborativo que confía en el equipo y le otorga libertad.
- Capacidad para comprender la revolución digital y los cambios consecuentes.
- Capacidad de gestión emocional.
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