La historia de un empresario que ayuda a un cliente muy especial
Este año, el Anuncio de la Lotería de Navidad está consiguiendo sacar alguna que otra lagrimilla a los telespectadores, y es que en tan sólo dos minutos, la historia que se narra en el spot toca la dura realidad de muchas familias españolas en un mensaje esperanzador que evoca el famoso espíritu de la Navidad.
Además de una bonita historia, el anuncio también se ha valido de un poderoso argumento para la finalidad última para la que se ha producido: vender. Pues en pocas palabras, además de compartir, uno de los mensajes que transmite es que seguro que si este año no compras, “toca”.
Oculta en esta historia de buenos deseos, se esconde también la relación, mucho más que comercial, de un empresario con uno de sus clientes. Se trata de la atención personalizada en los comercios de antaño que tanto de menos se echa en la actualidad, se trata de que el cliente sienta que realmente le importa al empresario más allá de las compras que éste le pueda hacer.
En uno de nuestros post, hablábamos de que una de las claves para fidelizar al cliente y establecer lazos más estrechos con él era la capacidad de sorprenderlo, de sorprenderlo de tal manera que no pueda olvidarse de nosotros, y esto es lo que ha hecho Antonio, el dueño del bar de esta historia. Sin duda, Manu, el protagonista, no esperaba este gesto por su parte. Aunque esta acción hará que Manu sea cliente del establecimiento de por vida, Antonio no lo hace por esto, sino porque realmente le importa su cliente y sabe que aunque este año no haya comprado lotería, no es porque no haya querido. Antonio ha sabido estar a las duras y a las maduras. Además, tampoco piensa en cerrar el bar manifestando un interés más que comercial por sus parroquianos.
También cabe señalar el matiz de que Manu, a pesar del mal sabor de boca de no haber comprado el número premiado, decide bajar al bar y felicitar a Antonio, un gesto de amabilidad que sólo es posible en una relación cordial en la que ambas partes se cuidan y respetan.
Por otra parte, si la historia del anuncio fuera real, ¿os imagináis la publicidad que hubiera recibido este bar a través de la tv, no sólo por el acontecimiento, sino por el gesto de Antonio hacia uno de sus clientes?
Aunque estamos hablando de un bar de barrio, en el que es más sencillo que el empresario conozca a cada uno de sus cliente y además empatice con ellos, que cuando se trata de una compañía que tiene miles de clientes, el concepto es el mismo: sorprender al cliente demostrándole que le importa y acordándose de él siempre, no sólo cuando nos compra.
Poco más que añadir salvo felicitaciones a Leo Burnett Madrid por este trabajo y que este año sí que sí, la ilusión ya se asoma a lo lejos aunque estemos a más de un mes del esperado evento, y si al final es que no, pues ya se sabe: ¡salud que tengamos!