Conocer qué es lo que inquieta y motiva a nuestros clientes
La verdad está ahí fuera. La famosa frase de la ya antigua serie de televisión Expediente X se acopla como guante de látex en casi cualquier aspecto de la vida, pues para formarnos una idea realista y objetiva de lo que nos rodea, es necesario el contacto directo y continuo con el resto del mundo. Dejando a un lado las divagaciones, lo cierto es que cuando hablamos de de ventas y de mercado ocurre lo mismo: la verdad también está ahí fuera.
Son muchas las empresas que tras haber alcanzado cierto “éxito” se olvidan del resto del mundo, aislándose y alejándose cada vez más de la realidad del mercado sin ni siquiera darse cuenta. Las tendencias, los gustos, el mercado en general se mueve tan rápido que para algunas empresas resulta casi imposible seguirle el ritmo. De las que piensan que han llegado a la meta ya ni hablamos, porque ni siquiera hay meta, se trata de un juego incesante en el que gana quien tenga una mayor capacidad para adaptarse al cambio.
Para adaptarse al cambio, es necesario y obligatorio salir diariamente de la cáscara empresarial y conocer cuáles son los males que se nos avecinan así como las oportunidades que se nos presentan, tanto si se trata de una empresa que apenas está empezando como de una ya consolidada.
En esta ocasión, vamos a citar una herramienta que nos va a aportar información de primera mano: las encuestas telefónicas. Hacer encuestas telefónicas periódicamente sobre un determinado producto o servicio, o simplemente sobre la percepción o conocimiento de determinada marca, es vital para evitar una caída por el precipicio.
¿En qué situaciones es útil hacer este tipo de acciones de reconocimiento?
– Nuevo producto o servicio. Antes de crear un nuevo producto es conveniente saber en qué grado nuestro público potencial estaría dispuesto a gastarse dinero en éste. Antes de comenzar a realizar cualquier tipo de acción en una empresa que implique a su propia actividad comercial (venta de productos) es preciso hacer este tipo de encuestas, pues la información que extraigamos de ellas será la que determine que el proyecto siga adelante o se paralice.
– Revisión de producto o servicio. Algunas compañías esperan a que el propio mercado le de pistas de si sus productos están funcionando o no, y no hay algo peor que quedarse sentado esperando a que lleguen las vacas flacas. Las vacas flacas no llegarán si somos capaces de visionar el cambio y adelantarnos a éste. Por ello, aunque tengamos un producto que funcione no hay que fiarse, hay que permanecer curioso para percibir cada pequeño giro que se de en el entorno.
– Alcance de una acción publicitaria. Preguntar directamente al público objetivo si recuerdan un determinado anuncio, hacer un seguimiento de mailing…
Aquí tan sólo hemos señalado tres situaciones en las que una encuesta a nuestro público nos despejaría dudas y nos ayudaría a desarrollar nuestra actividad de manera más efectiva. Sin embargo, hay muchas más razones por las que hacer este tipo de acciones: cómo es percibida nuestra marca, conocer la satisfacción del cliente con un cierto servicio o simplemente saber por qué determinado cliente ha dejado de confiar en nosotros. La cuestión es salir ahí fuera para conocer la verdad de nuestra situación empresarial y actuar en consecuencia.