Venderse bien a través de nuestra foto de LinkedIn
¿Y qué queremos decir con esto? Que de la misma manera que una imagen vale más que mil palabras, una foto puede valer más que mil ventas, ya que en la ardua tarea de buscar y captar clientes la imagen que transmite un trabajador es fundamental a la hora de representar a su empresa y trasmitir profesionalidad y competitividad.
Y no estamos hablando de “que se mueran los feos”. No, ni mucho menos. Hablamos de la importancia de la primera impresión que un posible cliente se lleva de nosotros, y a la vez de nuestra empresa, y que será fundamental a la hora de intentar ganarse su confianza.
Y relacionado con nuestra imagen, aquella que queremos trasmitir y aquella que realmente transmitimos, queremos centrarnos en este post en la imagen que muchos nos muestran públicamente a través de la red social Linkedin. Porque en la redes sociales, como en casi todos sitios (bueno, menos en la comida con los suegros del domingo) uno decide libremente estar o no estar. “Si hay que estar, se está. Pero estar pa ná, es tontería”. Y en este sentido hablamos de las fotos de perfil que nos encontramos a diario en esta red y que nos permite ya tener una primera impresión de con quién estamos hablando y con quien nos vamos a “jugar las habichuelas”:
– Los fester@s: aquellos que aprovechan para presentarse en su perfil con esa foto recortada de una noche de copas cualquiera con sus colegas, incluida la mano misteriosa de alguien que le abraza por encima del hombro y donde aparecen al fondo todas las especies que habitan la noche.
Estos, no hay duda, serán futuros clientes si nos dedicamos a la organización de eventos o partys varias.
– Los retocados: más de uno hace uso de su foto de perfil al más puro estilo top model, aprovechando para hacerse algún que otro retoque para parecer más… más…. más no se qué, porque aunque la mona se vista de seda…
Si queremos hacer tratos con ellos, y nuestro negocio está relacionado con la cirugía estética o somos diseñadores gráficos, serán a buen seguro clientes potenciales.
– El Sr. bodorrio: esa especie a la que no se le ocurre otra cosa que poner la foto aquella de la boda de aquel otro, incluido el clavel en la solapa al más puro estilo “lolailo”. Y hablando de puro: si se quiere hacer negocios con él, y por casualidad tenemos una empresa de puros, no vendrá nada mal convencerlo para que sea nuestro partner y los comercialice en sus bodas, bautizos y comuniones.
– Los Peter Pan: los que no envejecen nunca. Esos que no se dignan a poner una foto actual y nos muestran una foto de su graduación o cuando tomaron la comunión.
Si vendemos calendarios o “baba de caracol”, no estará de más que contactemos con ellos para negociar y venderles productos para recordarles que el tiempo pasa… para todos. Hay que tener cuidado, no vaya a ser que nos citemos para vernos con ellos en persona, después de haber contactado por la red, y al encontrarnos les digamos: “Hola buenos días: había quedado con su hijo”.
No se puede olvidar que la imagen de los empleados de una empresa proyectan la imagen global de una empresa, y que Linkedin es una red orientada a los negocios. Así que aprovecha, ahora que no te ve nadie, para cambiar tu foto del perfil si te has sentido identificado por alguno de estos grupos.